08 mayo 2007

En las fuentes

¡Bienvenid@s al oratorio virtual Savio! no os tengo olvidad@s. Disculpad mi tardanza! casi dos semanas de silencio cibernético es mucho tiempo, sin embargo no he dejado de acordarme de tod@s y de cada un@ en mis oraciones y en la celebración de la eucaristía. Quiero agradecer a mi amigo Sergio Codera sdb el detalle de incluirme en su famosísima web "www.quierosersanto.com" y hacerme desde allí un enlace tan simpático. Sin duda, en esto de la comunicación y las nuevas tecnologías debemos ser los primeros en cualquier parte del mundo. La Nueva Evangelización nos pide destreza y rapidez para responder con eficacia a los interrogantes de los hombres de hoy. Existe una "cibercultura" que no podemos olvidar en nuestras misiones pastorales. Hay mucha gente conectada y otras que no lo están, pero si la gente conectada no encuentra lugares y oasis de espiritualidad, de propuestas llenas de evangelio, me temo que habrá otros que les ofrezcan otra "agua" que calme su sed. Desde "oratoriosavio" quiero ofrecer mi humilde colaboración.

Por cierto, aquí te muestro un pequeño vídeo desde un lugar especial. Con los jóvenes animadores del Centro Juvenil Aldaba hemos estado en la Ciudad Eterna, peregrinando a las fuentes del corazón de la Iglesia, junto a Pedro y su sucesor. Ha sido una experiencia increible. Te la iré contando poco a poco. De momento este vídeo. God bless you!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!Ya que nadie se anima a escribir sobre Roma lo hago yo. Primero quiero dar las gracias a Leo, por decidirse finalmente a que fueramos a Roma, creo que con tu ayuda, la mayoría de nosotros hemos vivido una gran experiencia en nuestras vidas.
Además quiero deciros que para mí Roma ha sido una gran experiencia personal. He podido ir revisando lo que "estaba haciendo" y "tenía hecho" en mi vida y plantearme nuevas metas.
También visité dos lugares que siempre llevaré en mi corazón, porque fueron dos momentos que viví con gran emoción: Rezar ante la tumba de Juan Pablo II y subir la Escalera Santa de rodillas.
Sin duda, recomiendo a todos ir por lo menos una vez en la vida a Roma, centro de toda nuestra fe y ciudad inolvidable.

Saludos

Mariam

Anónimo dijo...

El camino a Roma ha sido para mí un nuevo tramo de mi vida en el que he comprobado una vez más que hay que querer a las personas tal como son y quedarnos siempre con lo bueno de ellas. Me ha sorprendido gratamente el crecimiento personal que han experimentado algunos muchachos durante todo este año de pastoral; también me ha conmovido la solidaridad de otros con el que más nos necesita.
De los momentos vividos más entrañables, uno me impresionó bastante: ver cómo una joven ,que estaba a mi lado ante la tumba de Juan Pablo II,se deshacía en lágrimas. Él era su paño de lágrimas, su fuente de consuelo, un madero al que aferrarse ante la deseperación. Juan Pablo ya eres para muchos de nosotros "santo".